Nos aterra la idea de la extinción por cifras que se viralizan, obviando durante años los más de veintisiete mil seres humanos que mueren a diario de hambre, para hacer más crudo, dieciocho mil niños.
Hemos sido unos simples románticos al aterrarnos por la situación actual, dejando de lado una realidad mucho más perturbadora que ha sido parte de la cotidianidad de los telespectadores los cuales han decidido tácitamente ser engañados.
La vida tiene sentido gracias a la muerte misma y esto no es desesperanzador. Por lo tanto lo de hoy no es un final trágico, es capítulo nuevo el cuál nos llama a vivir conscientes y en servicio de todos.
Hemos tenido la oportunidad de convivir en silencio con nosotros mismos, muchos no le haz gustado lo que encontraron, por ello la necesidad de cambiar y hacer cumplir nuestros sueños.
Dejemos de lamentarnos, pongámonos en pié y vivamos, que al entregar este cuerpo, esté seco de vida, porque tuvimos el valor de vivir. Partiendo tranquilos porque fuimos protagonista de este mundo y no unos simples espectadores. La invitación de hoy es a la vida.
Carlos Leonardo Montoya
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