La prevalencia tan solo de bulimia a nivel mundial está entre el 2% y 4.4% de la población.
En Colombia se ha encontrado que los trastornos de la conducta alimentaria se presentan con una alta frecuencia. No tenemos muchos estudios pero uno realizado entre estudiantes en Bucaramanga y la Universidad Nacional estimó que un 30% presentaban síntomas. De estos un 1.7% correspondía a anorexia, un 6% a bulimia y hasta un 28% trastornos del comportamiento alimentario no especificado.
Lo que más veo en mi consultorio son casos de niñas adolescentes y jóvenes con síntomas de anorexia. Pero no quiere decir que sea la conducta más repetitiva. En realidad el trastorno más común es la bulimia. Lo que sucede es que la primera es más notoria, las personas se adelgazan dramáticamente y los amigos y familiares se encargan de poner suficiente presión a las pacientes para que consulten con un especialista. La bulimia, digamos, pasa durante más tiempo desapercibida ya que las conductas de atracones y purgas tienden a ocurrir en secreto, por lo tanto las personas consultan menos. La prevalencia de bulimia a nivel mundial está entre el 2% y 4.4% de la población. La anorexia en cambio afecta entre un 0.5% y 1.5%.
Diría que el tercer motivo de consulta más común es el trastorno por atracones. Estos se reconocen cuando una persona mantiene una sensación de no poder parar de comer alimentos y no tener control sobre la comida, generalmente altos en calorías, durante un promedio de dos horas y puede ocurrir varias veces a la semana hasta varias veces en un día. A diferencia de la bulimia y la anorexia estas personas no hacen conductas compensatorias frente a los atracones (no se purgan o restringen los alimentos) y por lo tanto aumentan progresivamente de peso. Se calcula que hasta un 40% de las personas con obesidad sufren este trastorno.
Existe un cuarto diagnóstico: los trastornos no específicos. En estos casos, las pacientes suelen presentar algunos síntomas de un trastorno de la conducta alimentaria, pero nunca cumplen todos los criterios para un diagnóstico específico.
Por último creo importante resaltar un quinto diagnóstico: la alimentación altamente selectiva, una condición muy común en niños. Se refiere básicamente a los pequeños que no comen de todo y esto se ve reflejado en que van dejando de crecer o pierden peso.
Creo que a la hora de hablar sobre trastornos alimentarios es importante comenzar a replantearnos la idea de que estos se deben principalmente a una cultura que exalta la belleza y bombardea a las jovencitas con imágenes de mujeres delgadas y esbeltas. El asunto es mucho más complejo.
La cultura juega un papel, pero no es la causa principal. De cada ocho niñas que tienen acceso al mismo ambiente cultural, a las mismas revistas, a los mismos amigos, sólo dos se enferman. Para que una enfermedad como ésta se produzca debe haber primero una predisposición genética. Se han identificado genes que tienen que ver con alto perfeccionismo y rigidez mental en el caso de la anorexia, y genes asociados a la impulsividad en el caso de la bulimia.
Cuando se combinan los riesgos genéticos, con rasgos de personalidad como los que acabo de mencionar y a ese cóctel se le suma una cultura que reduce la belleza a unos cánones muy estrechos, entonces se crean las condiciones para alterar la conducta alimentaria de una persona.
Sólo si entendemos la complejidad de estos problemas, podremos entre todos, paciente, familia, sociedad y médicos atajarlos y manejarlos adecuadamente.
La última recomendación es que si se identifican algunas conductas que sugieran un trastorno de la conducta alimentaria, se debe consultar inmediatamente a un especialista en este tema.
La última recomendación es que si se identifican algunas conductas que sugieran un trastorno de la conducta alimentaria, se debe consultar inmediatamente a un especialista en este tema.
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Pilar Arroyave, psiquiatra de niños y adolescentes. Docente universidad de Antioquia. |
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